El incremento en los accidentes de automóviles después de la segunda guerra mundial ha tenido como consecuencia esencial engendrar los daños corporales en los grupos sociales hasta ese momento relativamente protegidos, las heridas físicas mutilan principalmente a los militares y a los trabajadores manuales. Ahora bien, la aparición de esas « nuevas víctimas » va a desequilibrar el predominio de las finalidades sociales, económicas y políticas de la indemnización, « desarreglando » ciertos principios implícitos de jerarquización de los cuerpos (físico y social). La evaluación del daño corporal va a ser reformado entonces bajo la influencia de los aseguradores, los médicos y los magistrados que van a contribuir a su « profesionalización ». Se van a inventar desde los métodos de la evaluación medical específica del perjuicio corporal que predominaban en los otros regímenes (accidente de trabajo, militar) hasta el derecho común independiente. El estudio de lo que puede ser leído como una puesta en orden, permite entonces analizar dos aspectos centrales del proceso de « profesionalización » : primero, las lógicas plurales para la adquisición progresiva de una legitimidad institucional, y segundo, las consecuencias de esta pluralidad de lógicas en la invención de los nuevos conocimientos profesionales.